jueves, 28 de enero de 2010

Trabajo a turnos rotativos

La nuestra es cada vez más una sociedad
de 24 horas y de siete días a la
semana. Se trata de un cambio sordo que
trata de pasar desapercibido
pero que tiene un efecto importantísimo
en la salud de los trabajadores y
trabajadoras. Habría que preguntarse si el
incremento del trabajo a turnos
es una consecuencia o una causa de esta
transformación.
Lo que resulta evidente es que aunque hay
hábitos de vida que se
transforman y nuevas necesidades
sociales a las que trata de responder,
la iniciativa privada, la razón principal
del incremento del trabajo a turnos
no es que hayan aumentado las actividades
que necesitan de un servicio
disponible de forma permanente; ni tan siquiera
que hayan aumentado las
actividades industriales de ciclo continuo o
aquellas que no puedan
automatizar los procesos o que exigen por
temas de seguridad industrial la
presencia de trabajadores todos los
días del año. No, la razón del aumento
de los turnos y del trabajo en festivos
tiene que ver con la búsqueda de la
minimización del riesgo de inversión en
capital fijo (maquinaria, etc.) con
la aceleración de la amortización del mismo
y con la flexibilización del
trabajo para obtener el máximo de
beneficios económicos, aún a costa de
romper los ciclos de vida sociales y biológicos
de las personas y perjudicar a su salud.


En los servicios, su expansión además
tiene que ver con cuestiones tan
dispares como las plantillas ajustadas
y una mala gestión de personal, con
las nuevas demandas creadas para el
consumo, agravado todo ello por la
dessincronización que supone el
trabajo asalariado para muchos con el
aumento del tiempo necesario para
realizar las compras que supone el
desplazamiento a las grandes superficies
y un largo etc. Se trata de
problemas que tienen que ver con la
organización social en su sentido más
amplio. Son tendencias que, en mayor
o menor medida, se dan en muchos
países, cuya raíz es la búsqueda del
beneficio empresarial pero con efectos
muy negativos para la población trabajadora,
en sus condiciones de trabajo y vida.

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